Un estudio dirigido por Ezequiel Ipar indaga cuán propensos son los argentinos y argentinas a reproducir en la esfera pública enunciados que promueven la discriminación y deshumanización de personas con distintas identidades sociales.
Hace aproximadamente diez años, el Grupo de Estudios Críticos sobre Ideología y Democracia (GECID) del Instituto de Investigaciones Gino Germani (IIGG, FSOC, UBA), bajo la dirección del investigador del CONICET Ezequiel Ipar, comenzó a estudiar las nuevas modalidades de autoritarismo social. De acuerdo con Ipar, en aquellos años recién empezaba a afianzarse la articulación entre mitologías autoritarias y el ethos neoliberal, que algunos años después enmarcaría la profundización de procesos des-democratizadores en diferentes puntos del globo.
Durante la última década, el equipo de investigación llevó adelante un trabajo teórico y un programa de investigación empírico -tanto cuantitativo como cualitativo- que reconoció sus raíces metodológicas en la tradición sociológica local sobre el tema, sin por ello dejar de prestar atención a las referencias y protocolos académicos internacionales.
A fines de 2020, el GECID en conjunto con el programa Lectura Mundi, de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), crearon el Laboratorio de estudios sobre Democracia y Autoritarismo (LEDA, UNSAM), con el propósito de encarar un abordaje sistemático de los dilemas actuales de la democracia en el marco de la emergencia de los neoautoritarismos.
La conformación de este nuevo laboratorio, junto con el apoyo del CONICET, la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (Agencia I+D+i) y el Programa de Análisis Social de la Ciudadanía Audiovisual Latinoamericana de la UNSAM, permitieron al equipo dirigido por Ipar sistematizar el trabajo cualitativo -fundamentalmente a través de la realización de grupos focales- y dar a la investigación cuantitativa una mayor masividad, así como escalarla a nivel nacional.
“Uno de los aspectos que más nos interesa indagar, en torno a la crisis de las democracias, es el debilitamiento que ciertos valores y consensos democráticos experimentan en algunos grupos de la sociedad civil”, afirma Ipar.
Entre el 27 de noviembre y el 3 de febrero, el equipo del LEDA realizó una encuesta telefónica a nivel nacional a 3140 personas (todas mayores de 16 años), que permitió sistematizar información en torno a las tendencias en la sociedad argentina a aprobar y reproducir discursos de odio (DDO) y otros prejuicios sociales en la esfera pública. Hasta el momento, el análisis de los datos de la encuesta ha llevado a la publicación de cuatro informes: 1) “Discursos de odio en Argentina”, 2) “Xenofobia en la Argentina”; 3) “El antisemitismo en la Argentina: tramas e interrogantes” y 4) “Sesgos de género en la Argentina”.
¿Qué son los discursos de odio?
En el informe “Discursos de odio en Argentina”, los especialistas parten de definir a los DDO como “cualquier tipo de discurso pronunciado en la esfera pública que procure promover, incitar o legitimar la discriminación, la deshumanización y/o la violencia hacia una persona o un grupo de personas en función de la pertenencia de las mismas a un grupo religioso, étnico, nacional, político, racial, de género o cualquier otra identidad social”.
Para medir el grado de disposición a la reproducción y promoción de DDO en la sociedad argentina, el equipo de LEDA desarrolló un índice de DDO. El objetivo es que este índice también permita elucidar las principales determinaciones sociales que podrían explicar las tendencias a la identificación con DDO, así como observar el modo en que se articulan los DDO con otros prejuicios sociales que también pueden debilitar la convivencia democrática, como el antisemitismo o los sesgos de género.
El índice de DDO (que permite determinar, fundamentalmente, si una persona aprueba, desaprueba o es indiferente a este tipo de discursos) se estructura a partir de tres enunciados que le son presentados a los encuestados para que expresen su grado de acuerdo, desacuerdo o indiferencia hacia los mismos: una afirmación racista con connotaciones segregacionistas; un discurso crítico de las posiciones ideológicas que discriminan al colectivo LGTB+ y una afirmación fuertemente xenofóbica.
“Las afirmaciones que le presentamos a los encuestados las extrajimos del trabajo cualitativo que hicimos previamente con grupos focales. Son enunciados que surgieron en discusiones en las que nosotros establecemos el contexto y ejercemos de árbitros, pero en las que no participamos. En el estudio cuantitativo lo que nos interesa ver son los niveles de aceptación y rechazo que tienen estos discursos en la ciudadanía”, señala Ipar.
Nivel de aprobación de los DDO en la Argentina y su relación con la región de residencia y el grupo etario de pertenencia
El resultado de la encuesta indica que un 26,2% de la ciudadanía argentina promovería o apoyaría DDO, mientras un 17% sería indiferente y un 56,8% los criticaría o desaprobaría.
Al observar cómo se correlaciona la aprobación de los DDO con la región geográfica del país en la que se reside, se ve que el apoyo de este tipo de expresiones se intensifica hacia el centro de la Argentina (donde un 30,7% de los encuestados los promueve) y al noroeste del país (30,4%), y exhibe los niveles más bajos en la Patagonia (20,5%).
Tanto en el interior de la Provincia de Buenos Aires (PBA) como en el conurbano bonaerense, el nivel de aprobación con el que cuentan los DDO es un poco más bajo que entre la población de Argentina en general, siendo del 24,6 %y 25%, respectivamente. Algo similar ocurre en la Ciudad de Buenos Aires (22,6%) y en Cuyo (23,8%). En el noreste el grado de apoyo que tienen los DDO (26,1%) es casi igual al que tienen entre la totalidad de los encuestados (26,2%).
Cuando se mira la aprobación, desaprobación o indiferencia hacia los DDO según el grupo generacional del que forman parte los encuestados, se advierte que entre la población millennial (personas entre 25 y 40 años) hay una mayor predisposición a abrazar este tipo de discursos (31,1%) y una menor propensión a criticarlos o desaprobarlos (51%).
Son los baby-boomers (56 a 74 años) quienes menos apoyan los DDO (19,6%), así como quienes más los desaprueban (64,3%). Entre los más jóvenes, en los centennials (15 a 24 años), si bien la aprobación de los DDO (26,5%) está un poco por encima de la que tienen en la población en general (26,2%), la desaprobación (61,5%) es muy alta, y son los menos propensos a mantenerse indiferentes (12,3%).
Los DDO y las nuevas tecnologías de comunicación
“Lo que ocurre con los millennials muestra que las nuevas generaciones no tienden necesariamente a una mayor progresividad, como se podría suponer. Los DDO atraviesan de manera, ligeramente diferenciada, pero trasversal a todas las generaciones. Los millennials están más expuestos que generaciones anteriores a una cultura de internet en la que hoy priman los DDO. Twitter, por ejemplo, es una red social muy popular entre los millennials, y ha sido caldo cultivo, en los últimos cinco o seis años, para la emergencia de nuevas culturas políticas que dan lugar a este tipo de expresiones de odio”, afirma Lucas Reydo, becario doctoral del CONICET en el IIGG e integrante de LEDA.
En cuanto al motivo por el cual los centennials parecen menos permeables a los DDO que la generación anterior, Reydo señala: “Se podría conjeturar que los centennials responden a otro tipo de uso de redes, más relacionado con el entretenimiento que con el debate público”.
Ipar agrega: “Me parece que ahí se puede construir una gran hipótesis, porque estamos hablando de hábitos que se generaron en la socialización de las diferentes generaciones a través de distintas tecnologías de comunicación”.
Uno de los grandes objetivos del LEDA es, justamente, estudiar la incidencia de las nuevas tecnologías de comunicación digital sobre el espacio público.
“El espacio público es la condición sine qua non de la vida democrática, porque ahí se forma, con la mayor libertad y en el mayor plano de igualdad posible, la voluntad popular. Esto podrá parecer idealista, pero aun la ficción de que ese espacio (en el que la comunicación libre y horizontal es posible) existe es un requisito para la democracia. Hoy las redes reconstruyen y reelaboran la esfera pública, que siempre estuvo atravesada por diferentes tecnologías de comunicación. Lo que nosotros queremos estudiar es cuáles son los efectos de esa transformación del espacio público por estas tecnologías de comunicación que surgieron, en un comienzo, como democratizadoras, dado que ponían a todas las personas en el lugar de productores de discursos que podrían ser considerados por otros. Pero no hizo solo eso, y más cerca en el tiempo empezaron a aparecer estudios que señalan los sesgos que están detrás de la arquitectura de las redes sociales,”, explica el investigador.
DDO según nivel educativo y la ocupación de las personas
De acuerdo con los resultados de la encuesta, las personas con posgrados completos e incompletos son las menos propensas a apoyar o promover DDO (16,1%) y las más dispuestas a desaprobarlos y criticarlos (68,2%). En este sentido, la tendencia general marca que cuanto mayor sea el nivel educativo alcanzado por las personas encuestadas, menor es su disposición a identificarse con DDO.
“Respecto de estos datos hay que tener en cuenta dos cuestiones. Por un lado, que las personas con mayor capital cultural suelen asumir los cuestionarios con cierto distanciamiento estratégico y, por lo tanto, frente a preguntas morales que tienen respuestas identificables como socialmente respetables, pueden no contestar con plena autenticidad. En cambio, quienes tienen menor capital cultural tienden a responder con menos cálculo y mayor honestidad. Por otro lado, si se tiene en cuenta que el nivel educativo puede funcionar también como un índice del nivel de ingresos o del estatus del empleo de los ciudadanos, estos resultados -que son parecidos a los de estudios internacionales- pueden reflejar cierto malestar entre los segmentos con peores oportunidades”, explica Ipar.
En este sentido, es interesante notar que no son las personas con primario incompleto las más predispuestas a apoyar los DD0 (29,2%) ni las que solo completaron el primario (26,8%) ni las que empezaron la escuela secundaria pero no la terminaron (26,3%), sino aquellas que se graduaron del secundario y nunca comenzaron estudios terciarios o universitarios (30,1%).
“Los resultados muestran que, en general, a mayor nivel educativo, menos propensión a identificarse con DDO. Esto coincide con lo que suelen mostrar los estudios históricos sobre la disposición a desplegar actitudes autoritarias. Sin embargo, lo que ocurre con el grupo de los que tienen secundario completo muestra cierta divergencia con la tendencia general. Ahí lo que se podrían estar traduciendo son ciertas fricciones de la vida económica y situaciones de vulnerabilidad por parte de clases medias o medias bajas. Se podría aventurar que la mayor disposición a aprobar y reproducir DDO por parte de este grupo tiene una explicación económica”, manifiesta Ipar.
Al ver la incidencia que puede tener el tipo de ocupación de los encuestados respecto de su postura sobre los DDO, los resultados muestran que es entre el grupo de quienes se identifican como dueños patrones o empleadores, que se ve una mayor disposición a apoyar este tipo de discursos (33,4%). Por otra parte, quienes se asumen como empleados (28%) y obreros (27%) también muestran valores levemente superiores al resto de ocupaciones.
De acuerdo con el análisis de los especialistas, estos resultados, mirados en conjunto y a contrapelo de los de nivel educativo, muestran lo apresurado que sería pretender trazar una relación univoca y lineal entre variables sociodemográficas e identificación con DDO, así como la necesidad de complejizar estos vínculos. Si se tiene en cuenta que los sectores que participan en la economía formal son también los más propensos a reproducir DDO, se advierte lo erróneo y simplista que sería relacionar, de forma directa, la expansión de los DDO en la esfera pública contemporánea con los problemas de inserción en el mercado de trabajo.
DDO y otras variables ideológicas
Frente a la afirmación antisemita que señala que “detrás de la pandemia del coronavirus hay figuras como Soros y laboratorios de empresarios judíos que buscan beneficiarse económicamente”, un 30,3% de los encuestados manifestó estar muy de acuerdo y un 6,7% simplemente de acuerdo, mientras el 37,6% dijo estar muy en desacuerdo y un 6,2% expresó estar en desacuerdo. Por otro lado, un 9,7% se manifestó indiferente frente al enunciado, y un 9,5% dijo no saber o prefirió no responder.
Entre los encuestados que dijeron estar muy de acuerdo con el enunciado antisemita, un 34,1% promueve DDO, mientras entre quienes están muy desacuerdo, un 20,1% se identifica con DDO. Aunque la disposición a aprobar DDO desciende en el mismo sentido que el grado de acuerdo con la afirmación antisemita, se puede advertir también que más de la mitad de quienes están muy de acuerdo con el enunciado antisemita tienen al mismo tiempo una mirada crítica hacia los DDO, y que entre quienes están muy en desacuerdo con la afirmación, un 36,7%, al menos no desaprueba ni se muestra crítico de los DDO.
Al observar la correlación entre la aceptación de los DDO con la adhesión a visiones autoritarias, medida a través de un índice de autoritarismo también desarrollado por el grupo de investigación, se advierte que entre aquellas personas identificadas como muy autoritarias, un 33% aprueba DDO, mientras apenas un poco más de la mitad los rechaza. En cambio, entre aquellos identificados como nada autoritarios, un 16,9% se identifica con DDO y un 65,3% los critica y desaprueba. Entre los algo autoritarios la disposición a reproducir DDO es del 27,2% y la desaprobación del 56,2%.
El informe destaca que si bien existe una relación significativa entre el grado de autoritarismo de los encuestados y su disposición para aprobar o promover DDO en la esfera pública, el hecho de que no se solapen completamente estas posiciones es señal de que existe una frontera o una diferencia entre ambas tendencias.
“Estos estudios permiten asociar fenómenos que están correlacionados, pero también distinguirlos. No es lo mismo autoritarismo que DDO. Ahora, son problemas que están relacionados, y por eso, por ejemplo, entre los grupos más autoritarios, la propensión a reproducir DDO es mucho mayor que entre los nada autoritarios. Pero nunca vas a encontrar homogeneidad en un cruce de variables sobre cuestiones ideológicas”, expresa Ipar.
Seguir la evolución de los DDO a través del tiempo
Algunas otras variables con las que el informe buscar correlacionar los DDO son las opiniones sobre el rol de Estado en relación con la inmigración, las posturas sobre al aborto, el grado de acuerdo con que la policía actúe más allá de los procedimientos legales para resolver ciertos crímenes y las preferencias de vacunas.
Ahora el proyecto del equipo es repetir la encuesta para hacer un seguimiento de cómo evolucionan las posturas respecto de los DDO y darle mayor sistematicidad al estudio.
“El contexto en el que hicimos esta primera encuesta fue el de la pandemia y eso por ahí explica la intensidad de algunas posturas. Lo que queremos ver en futuras encuestas es si la aprobación de las DDO baja o sube sobre el total de encuestados, pero también, por ejemplo, cómo se modifica por regiones, por grupo etario o por ocupación”, concluye el investigador.
Para acceder al informe completo haga click en el enlace